Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que escribí un diario, la diferencia es que era en papel. Si lo volviese a leer vería la gran diferencia entre la Mireia de aquel entonces a la Mireia del 27 de mayo de 2022, pero con una similitud, mi corazón sigue llorando.
Querido diario, hoy tengo el corazón triste y no tengo ni idea de cómo lidiar con ello. Estoy muy cansada de estar triste y de que las discusiones o los problemas con las personas de mi entorno hagan que mi corazón llore. Llevo mucho tiempo así. Y me pregunto, ¿hasta qué punto es problema mío? Lo es.
Me afecta mucho discutir con alguien, no por la discusión en sí, sino porque cuando era más pequeña y discutía con ciertas personas, estas me hacían daño, mucho daño. Y te aseguro, querido diario, que los golpes en la cara o en otra parte del cuerpo, no dolían. Dolía la humillación, la incapacidad y el no sentirse querida o respetada. Podría decir que, por suerte, no fueron tantas veces, pero fueron las suficientes para que mi corazón esté triste cuando discute. Recuerda la sensación de no poder hacer nada, de humillación, de incapacidad y de no sentirse amado.
Querido diario, me duele que mi corazón esté aún roto y me duele aún más no saber qué hacer. Me cuesta recordar momentos felices de mi vida en mi adolescencia. Y tú, precioso corazón que me lee, si te sientes así, no estás solo, tienes a una persona a la que puedes comunicar cómo te sientes. Mi forma de hacerlo es mediante este post.