El Mundo de las Historias Increíbles

Miro por la ventana. Pensativa. Mirando el tiempo gris y la permanencia de la naturaleza. Observo el revolotear de una abeja por las flores amarillas que decoran el árbol que se encuentra delante de la ventana del salón. Esa ventana. Mi ventana. Allí se encuentra mi pequeño rincón, el rincón mágico que hace que las cosas sucedan.

Suena la música, pero no una cualquiera, sino una con una melodía que me acompañe al más allá. Que me haga soñar. Que me lleve al Mundo de las Historias Increíbles. Un mundo donde no existe nada de lo que mis ojos realmente ven. Ya no soy Mireia, ahora soy… soy muchas cosas, muchos personajes, muchas escenas. Soy un espectro que vaga por el Mundo y escribe lo que ve. Lo que siente…

Escucho el ruido lejano de una madre gritando y miro a mi alrededor. A mis hijas peludas. Lia, la gata, se está haciendo su sesión de limpieza casi obsesiva, y Kira, la perra, se encuentra en el mundo de los sueños caninos. No hay ruido. Mi pareja está de viaje con un amigo. Estoy sola en casa, con todo el tiempo del mundo para mí. Me hace feliz.

Muy feliz. Estoy a gusto en mi soledad, saltando de mundos como si tuviese un superpoder, como si fuera una heroína…

En mi soledad, yo soy la creadora de todas las historias increíbles que se encuentran en el Mundo.

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