La realidad que tienes en la mente es subjetiva

Querido diario.

Últimamente escribo mucho, y me gusta, pero hay un motivo… que no me acaba gustar. Escribir es mi forma de expresarme sin que exista ningún juicio y crítica que venga de una tercera persona, solo está la parte que yo me hago responsable. Nadie me dice que lo que siento o escribo está mal, salvo las faltas de ortografía o redacción.

Estoy un poco harta de intentar buscar la aceptación de mi punto de vista, de mi forma de ver la vida o incluso de mis opiniones. Cada vez soy más consciente de la necesidad que tienen las personas de que el mundo acepte, de forma completa e irremediable, su realidad; lo sé porqué a mí también me pasa.

Solo existe una realidad objetiva y universal que es la que acarrea todas las leyes que forman el cosmos, nuestra existencia. Las realidades que se forjan dentro de la mente de todo el ser humano son subjetivas, absolutamente todas. Intento ser consciente de ello, intento no frustrarme si alguien no opina como yo, aunque mantener las emociones controladas es muy complicado, ya que es nuestro ego quien guía en ese momento al elefante.

Tendemos a mirar con lupa las acciones de las personas de nuestro entorno, y si las amamos, aún más. La verdad es que somos absolutamente masoquistas. Dejamos que nuestro ego controle las emociones y lleve al elefante, para luego no acordarnos del daño que hemos hecho. Llevamos una venda en los ojos tan apretada que es imposible soltarla y mirar qué efecto tienen nuestras palabras y hechos. Luego vemos que los ojos de nuestra persona amada están llenos de lágrimas y amargura, y no entendemos el por qué. Vamos ciegos por la vida, con el ego por delante y con la mente cerrada a diferentes puntos de vista, y si estos están muy lejos de nuestra supuesta realidad, dejamos de prestar atención a una persona que se la merece. Todos nos merecemos atención, aunque no debemos exigirla.

Estoy enfadada, lo estoy. Estoy enfadada con mi pareja. Estoy enfadada conmigo. Estoy enfadada porqué ambos caemos en la trampa del ego, pero seguimos pensando que nuestra realidad es la correcta. Nos decimos que no hay nada verdadero, pero luego defendemos nuestras ideas a muerte, sin importar los sentimientos y la perspectiva de la otra persona.

Nos olvidamos de que el escenario que ve una persona es totalmente diferente al que ve otra. Eso conlleva que se crean dos realidades totalmente diferentes, en dos mentes únicas. Pero seguimos insistiendo y exigiendo a la otra persona que vea el escenario desde el nuestro, y eso es algo imposible. ¿A qué no tiene sentido? Pues lo seguimos haciendo, y yo llevo tres malditos años de relación y sigue sucediendo. Somos como dos grandes masas de ego que intentan superponerse entre ellas, a ver quien aplasta la otra primero y gana el torneo de “A ver quién tiene la razón”. Pues siento decirte esto, pero muchas veces no tiene nadie la razón. O a veces la tienen todos. Pero en ningún caso, vas a tener razón tú y la otra persona no.

Queremos ayudarnos, somos altruistas, aunque aceptar el ritmo de la otra persona no se nos da tan bien, ¿eh? Tampoco somos muy pacientes cuando la otra persona le cuesta entender lo que le intentas decir.

Voy a ser muy sincera, soy una máquina de interrumpir y asumo mi responsabilidad. Tengo la necesidad de que alguien acepte como válida mi realidad que, aunque sea subjetiva a los hechos que tiene la otra en su mente, es mía.

Querido diario y amigo. A mi escribir, expresarme sin juicios y fluir con mis pensamientos me hace sonreír. Fíjate tú que curioso, que antes de hacerlo tenía ganas de llorar…

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